miércoles, 4 de enero de 2012

historias y técnica en el cine


En el último post os decía que a mi las películas tienen que emocionarme, enamorarme, asustarme...es decir provocar algún sentimiento y que eso es para mi lo primordial por encima de cualquier otra consideración artística o técnica, pero es de justicia que reconozcamos un poco la importancia de la técnica en el cine.

A veces confluyen ambos elementos (sentimientos y técnica), como por ejemplo en películas de David Lynch donde la fotografía, el uso del sonido, de la banda sonora son los elementos que por encima de la historia, muchas veces inexistente, los que provocan esas emociones. En el caso de Lynch la mayoría de veces las emociones se convierten en sensaciones absorbentes e hipnóticas.

Despojar la pantalla, convirtiéndola en un escenario vacío de elementos innecesarios para la narración de la historia, como hace por ejemplo Von Trier en “Dogville” o “Manderlay” donde basta el gesto del actor abriendo una puerta que no existe o las casas representadas por cuadros de tiza en el suelo demuestra desde mi punto de vista que lo más importante es la historia que se cuenta y no tanto cómo se cuenta. Esa aparente falta de técnica que construye Von Trier es en realidad todo un ejercicio de técnica al servicio de la historia.

O cuando Woody Allen opta por rodar cámara en mano “Maridos y mujeres” provocando el mareo de muchos espectadores, pero tratando de que darle a la película un tono realista próximo a la grabación doméstica también estamos hablando de técnica, pero una técnica para la cual no son necesarios unos grandes conocimientos...que nadie se lleve las manos a la cabeza, la fuerza de esa película está en el gran guión de Allen y en todos sus intérpretes. Dame a mi el guión, dame a Judy Davis, Liam Neeson, Mia Farrow y al propio Allen y te hago la misma película sin dudarlo.

4 comentarios:

fiona dijo...

Ufff, de Lynch sólo diré que aún estoy intentando entender la de Mulholland Drive. Fui a verla con unos amigos, uno de ellos muy modernete y al salir me sentí gilipollas vamos.

1besico!

Angel dijo...

Fiona, las pelis de Lynch no hay que entenderlas, son los que son y lo que signifiquen para ti... y tu amigo el modernete seguro que no tenía razón...y eso que no se que decía :)

un beso

David dijo...

Vale.
La anterior entrada estuvo bien, pero no sabía muy bien qué añadir (pienso parecido; a mí, si la película no me llega, da igual lo que me cuentes).
En el fondo esto es también un poco la eterna cuestión entre forma y contenido, ¿no?
A mí, la película de Von Trier, más que "falta" de técnica (que es como tú bien dices una técnica al servicio de la historia) me parece una película con una forma muy interesante (se aparta de lo habitual; vamos). No es que lo haya inventado él...que esto supongo que viene de Bretch y de más atrás...perooo... A mí, lo que no me convence en absoluto es el contenido (no digo que la peli no lo tenga). Es que no me creo o no me interesan las posturas de Von Trier en plan, "la vida es una mierda y todos somos unos cabrones" Hablo por Dogvile, Manderlay no la he visto. Así que la peli me gustó en parte, pero no me terminó de llegar.
Y poco más. Un saludito.
PD: Yo también me suelo fiar del criterio de Mr.Lombreeze o de sus recomendaciones...

Mister Lombreeze dijo...

¿Un poco?, hombre, tampoco te pases, que el cine es técnica.
Lo que hizo von Trier en eso que dices fue filmar teatro, un subgénero muy aburrido para mí en donde prima la labor actoral que no es más que otro elemento más al suma y sigue de lo que es, para mí, el cine con mayúsuculas.