Muchas de las películas de los Coen están elaboradas en función de un chiste final, un chiste que suele ser tan bueno que justifica todo el desarrollo...gags como en “Quemar antes de leer” o “Crueldad intolerable” son un buen reflejo de ellos...y esta historia de un fracasado de la música que recibe una paliza el mismo día que nace un mito de la historia de la música, justo cuando él ha hecho una de sus interpretaciones más memorables, tiene mucho de chiste.
Una narración circular que puede descolocar a más de uno que no apreciará la metáfora de la vida de un perdedor que estoicamente, como aquel judío paciente de una las mejores películas de los Coen, aguanta lo que viene, buscando un sofá donde dormir, perdiendo oportunidades o embarcandose en odiseas imposibles (de nuevo ecos de la filmografía de los Coen y su Oh! Brother) con seres estrafalarios tan propios de estos hermanos que mueven muchas de sus películas entre lo onírico y la realidad (a veces los sueños son dulces y otras veces pesadillas).
Oscar Isaac hace una interpretación prodigiosa y canta extraordinariamente bien lo que hace que todos los actores queden convertidos en secundarios ante su presencia total y absoluta en pantalla.
Es curioso que el segundo día del año uno ya haya podido ver en cine una de la películas de 2014...una película que amantes de la música y del arte en general no deberían perderse.
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